Un punto de partida para la reflexión
Imaginemos la escena: el director de la orquesta da inicio al ensayo. Los músicos tienen su partitura y empiezan a ejecutar. El director corta la ejecución y pide que se inicie de nuevo. Los músicos se miran entre sí. El director vuelve a parar la música, hace un gesto de desagrado y pide ahora que se reinicie desde una nota determinada.
Corta de nuevo, deja de mirar a los violines, detiene, se muerde los labios, se desentiende en algunos momentos. Pide que repitan. Termina y se va.
En el camerino le comenta a su ayudante “con estos músicos no se puede ejecutar la Quinta Sinfonía de Mahler”. ¿Qué pensamos viendo la escena? Seguramente nos preguntamos por qué ese director no expresa la expectativa que tiene de cada instrumento, la intensidad que quiere, las descoordinaciones que ve, por qué no dialoga con sus músicos. No sabemos si dejó de mirar a los violines porque lo hacían bien o porque lo hacían pésimo. Cuando escuchamos el juicio que le hace al ayudante nos damos cuenta que ese juicio deja sin oportunidades a sus músicos, pero también se quita las oportunidades a sí mismo de que algo cambie.
En otra escena una orquesta bien conjuntada termina su actuación y vemos que el público se levanta de sus butacas y sale del teatro ordenadamente y sin expresión. Seguramente pensaríamos que estamos en un mundo sin emociones en donde no llegamos a saber el impacto de lo que hacemos y por lo tanto el “desconcierto” predomina sobre el concierto. Sin duda los músicos no querrían trabajar en esa ciudad, a no ser que no les quede más remedio dado que les pagan y no tienen otras ofertas...
Si desea leer el artículo completo:
http://www.slideshare.net/mayodibari/retroalimentacin-y-esquizofrenia-organizacional
Agradecemos a:
Juan Vera www.juanveragil.com
Socio Director de Proyectos
Gestacción Consultores S.A.
Miguel Claro 420, Providencia
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